La caída de una guaya de alta tensión, por falta de mantenimiento, habría provocado las voraces llamas que arrasaron con la vivienda, ubicada en la vereda Sabanas de Marañón.
“Lo perdimos todo, pero gracias a Dios estamos vivos para seguir luchando”, son las primeras palabras de don José Ramos, al recordar el devastador incendio que acabó con su vivienda en la que residía con su esposa y sus siete hijos, situada en la vereda Sabanas del Marañón, que pertenece a Guamal, Magdalena.
El drama de la familia Ramos Pedrozo, que parece haber sido sacado de una película de terror, comenzó durante las primeras horas del día del pasado jueves 1 de abril. Don José comenzó a sentir el olor a quemado y a notar una claridad que no era producida precisamente por los rayos del sol.
“Yo me desperté, sentí el olor muy fuerte y vi la humará (sic), entonces mi señora se fue a parar de la cama y vio que estaba muy claro. Luego notamos que una guaya estaba encima. Quedamos paralizados por un momento ¿Se imagina el susto?. Luego todos salimos corriendo”, comentó.
Según Ramos, la caída de una línea de alta tensión habría producido las enormes llamas que, a pesar de la ayuda de los vecinos y los baldazos de agua, consumieron su casa en cuestión de minutos.
“Ese cable hace rato que no le venían a revisar y yo una vez les dije que eso estaba cruzado, que se iba a caer y lo dejaron así”, argumentó.
Don José, con la poca esperanza y valentía que le quedaba, decidió entrar a los restos de su humilde vivienda, para ver si podía rescatar algo; sin embargo, no pudo sacar ni una cuchara, pero sí salió con una quemadura en gran parte de la zona izquierda de su cuerpo, especialmente en las costillas.
La casa de la familia Ramos no fue la única afectada; puesto que, las dos casas vecinas (en donde residen sus familiares) también sufrieron daños irreparables.
Dentro de los enseres perdidos se encuentran dos lavadoras, dos neveras, tres motobombas, varias camas, un humilde comedor, 180 bloques y unas piezas de madera para construir otra casa, entre otros objetos que esta familia había adquirido con tanto esfuerzo.
“Mire, teníamos 20 gallinas y como pudimos, rescatamos unas cuantas. Quién sabe si se quemaron las pobres”, expresó don José.
Desde la conflagración su vida cambió y no es para menos; ahora están viviendo en una pequeña esquina de la vivienda que no se quemó. Una amiga de la familia les ha ‘tendido la mano’ con los alimentos y un amigo del barrio les ayudó con unas láminas de Zinc para hacer el techo. Los ‘pelaos’, mientras, están durmiendo donde sus contiguos.
Don José asegura que querían alojarlos en una escuela pero que, desde la administración municipal no ha recibido ayudas.
“El único que habló conmigo, una sola vez, fue el secretario de Gobierno. Intenté comunicarme con el alcalde de Guamal, a través de los concejales y lo hice directamente en tres oportunidades, pero no lo logré”, manifestó.
Ramos se dedica a la agricultura desde que tiene uso de razón y con lo poco que gana ha logrado levantar a su familia. Sabe que debe comenzar de cero y aunque le asusta un poco la idea, no piensa rendirse.
Asimismo, espera la ayuda de los gobernantes y de cualquier persona que quiera ‘darle la mano’. “No soy de pedir cosas, pero la ayuda será bienvenida”, puntualizó.
Las personas interesadas en donar y contribuir con esta familia que lo perdió todo pueden comunicarse al número 321 843 2382.
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